En los últimos meses he escuchado a más de una persona decir; «con todo esto de las mascarillas, me van a salir más arrugas en los ojos esforzándome para que sepan que estoy sonriendo». Esto, sumado a que últimamente estoy trabajando muchos temas de comunicación con organizaciones, me ha hecho pensar mucho, y es que los códigos de comunicación han cambiado en tiempo récord y lo debemos tener muy en cuenta.
Conductualmente, en un país como España tan dado a muestras de aprecio físicas, el hecho de no poder tocarnos, tener reuniones con mucha gente y tener un complemento que nos invisibiliza la mitad del rostro, ha sido un choque bastante grande. Ahora nos surgen conflictos al comunicarnos, dudamos y actuamos de forma contraria a la que hemos sido codificad@s culturalmente.
Este hecho, salpica inevitablemente a las organizaciones de cualquier sector, pero más aún en aquellas en las que el servicio se prestaba directamente con atención al público o desarrollaba su trabajo en un espacio en común, es decir, a la mayoría de las empresas españolas, pues nuestra forma de trabajar estaba muy sostenida en la presencialidad. El teletrabajo ha venido para quedarse y más aún, tras la publicación el pasado 23 de septiembre del Real Decreto-ley 28/2020 y la prestación de servicios directamente con las personas ha cambiado drásticamente.
Ya veníamos hablando hace mucho sobre el entorno VUCA y la modernidad líquida en los espacios de trabajo, pero es ahora cuando nos da un zasca en toda la cara y nos ha cogido sin el equipo preparado, es más, si antes hablábamos ya de AGILIDAD, ADAPTABILIDAD y FLEXIBILIDAD como las reinas en el mapa competencial de las organizaciones y profesionales, ahora son las emperadoras.
¿Y qué hacemos? Puede que mejor nos preguntemos ¿Cómo lo estamos haciendo? Y hay algunas preguntas que nos deberíamos hacer antes en nuestras organizaciones:
- ¿Cómo estamos viviendo esta situación?
- ¿Cómo lo están viviendo los equipos de trabajo?
- ¿Cómo lo está viviendo nuestra sociedad?
- ¿Cómo nos encontramos?
- ¿Qué necesitamos?
- ¿Qué recursos tenemos?
Y con estos ejemplos de preguntas que incluyen a todo nuestro Stakeholder, saltan otros resortes, INTELIGENCIA EMOCIONAL y COMUNICACIÓN, de los que antes, en la era pre-COVID, se hablaba, sí, pero la realidad ha cambiado y la perspectiva de estas dos competencias también. Las PERSONAS ahora sí que sí, están más en el centro que nunca.
Nos socializamos antes que culturalizarnos pero llega un momento en el que los códigos culturales, marca nuestra forma de relacionarnos. Ahora es el momento de focalizarnos en nuestra faceta social, más que cultural, ya que ésta cambia y ahora mismo está cambiando, por tanto, estamos construyendo nuevos códigos culturales en el que la digitalización, la innovación y la creatividad pueden ser claves.
Desde una perspectiva antropológica se puede aportar soluciones a este proceso en las organizaciones con:
- La observación.
- La perspectiva holística.
- El extrañamiento.
- Conversaciones, entrevistas, focus group.
- Etc.
Al fin y al cabo la Antropología Aplicada tiene razón de ser, entre otras cuestiones, por su capacidad de crear soluciones y ayudar a la gestión cultural, en todas sus vertientes y en este caso hablamos de las organizaciones, ya sean privadas o públicas.
Hasta aquí esta publicación, queda pendiente hablar en profundidad sobre el otro gran tema del que tema que comenté al principio, la COMUNICACIÓN y eso de sonreír con los ojos, que por cierto, ME ENCANTA 😉
La foto está tomada en cafetería de culto en Málaga y aquí dejo una canción también de culto que nos habla de los cambios y de lo grande que son las IDEAS. FELIZ SEMANA GENTE GUAPA!!