El otro día leí un relato que decía «tengo abrazos en stock» y pensé; claro que sí, pero también de sonrisas, de buenos días, de gracias, de perdones, de miradas y preguntar ¿cómo te llamas?, para poder dirigirte a esa persona por su nombre mirándola a los ojos.

Y no es que yo no pierda las formas nunca, para nada, pero sí que estoy haciendo un ejercicio de reconocer cuando me he comportado de forma injusta o inadecuada y pedir perdón, me estoy permitiendo rectificar para perdonar y perdonarme porque después se infecta y huele mal, nos hace una sombra fea.

Señoras, señores, no voy a descubrir la pólvora, pero sí que voy a recordaros que hay una cosa llamada ACTITUD que puede ser fea o bien bonita y que en pocas y directas palabras, puede hacer nuestra vida y la de las personas que nos rodean, fácil, agradable y preciosa o jodidamente incómoda.

Aquí os dejo un vídeo del maestro Victor Kuppers «Efecto bombilla: la importancia de la actitud». Seguramente lo habréis visto alguna vez, pero nunca está de más revisarlo, quienes no lo hayáis visto haceros ese favor 😉

 

La actitud es un posicionamiento emocional y mental pero también es el uso de nuestro cuerpo, transmitimos actitud con cada una de nuestras expresiones, con cada uno de nuestros actos, precisamente de ahí viene la palabra actitud, de ACTO.

¿Cuáles son las buenas noticias? ¡Que podemos decidir qué actitud adoptar! Y que si nos decantamos por una actitud positiva, ésta puede influir en resoluciones exitosas y consecución de logros.

Y os puedo asegurar que NO soy fan de esa marca que tiene productos con incontinencia de frases motivadoras, pero también os puedo asegurar que he experimentado los efectos de adoptar las dos actitudes y la positiva SIEMPRE me ha dado mejores resultados.

Por eso no podemos plantear una estrategia de búsqueda de empleo o proyección profesional, desde la desesperanza, la frustración, el rencor, vamos a perdonarnos, vamos a relajar la mandíbula y el entrecejo y sonriamos!

Hay que tener un MOTIVO, es decir, tener MOTIVACIÓN y si estamos como en un laberinto, debemos buscar los recursos necesarios para salir de él, rodearnos de las personas adecuadas y abandonar el entrecejo fruncido 😉 y eso es cuestión de ACTITUD, así que ya sabemos el primer paso.

Sé que algun@s pensaréis; sí, muy bonito escribir esto, pero ponte en mi lugar y después me lo cuentas…

Pues os cuento, la primera vez que me quedé en desempleo, tras un largo periodo de trayectoria profesional, reconocida y valorada, me enfadé con el mundo, me anclé en el rencor y en el reproche y pensé que no me merecía eso, que alguien, de las muchas personas que había conocido durante ese periodo, me llamaría y me rescataría, como los príncipes de los cuentos de hadas, porque lo valía y lo merecía. Menudo chasco me llevé cuando pasaba el tiempo y el teléfono no sonaba. ¿Qué hice? ¡Enfadarme más! Hasta que toqué fondo y reaccioné, mi actitud cambió y la segunda vez que me quedé en desempleo, cumplí uno de mis sueños, ser voluntaria y viajar a Sudamérica, una experiencia que me cambió, me volvió del revés. A mi vuelta mi forma de buscar trabajo cambió y los resultados también cambiaron, no fue fácil ni inmediato pero os puedo asegurar que la diferencia fue la ACTITUD.

Y cierro, cómo no! con una canción en este caso «Es sólo una cuestión de actitud» de Fito Páez

La foto está tomada en una parada de metro de Bruselas y sabía que algún día terminaría en este blog.

ABRAZO GRANDE y hasta pronto gente guapa!!

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